Un poco de historia
La costumbre europea de quemar en el hogar un tronco de madera blanca, a menudo de un árbol frutal, se remonta al siglo XII. Las libaciones se hacían rociando aceite, sal y vino cocido sobre el tronco y recitando las oraciones apropiadas. Las cenizas se recogían para proteger la casa de posibles plagas.
Esta tradición se mantuvo hasta el siglo XIX, cuando desapareció con la llegada de las estufas de hierro fundido. El gran tronco fue sustituido por un tronco pequeño, a veces decorado con velas y plantas, que se colocaba en el centro de la mesa como adorno navideño.
En 1945, un pastelero inventó el delicioso pastel que conocemos hoy.
Los diferentes troncos de Navidad
La receta tradicional consiste en un bizcocho cubierto de crema de mantequilla y enrollado sobre sí mismo. Los principales sabores utilizados son vainilla, praliné, chocolate, café, castaña o frutas. Se decora con diversos elementos de azúcar, merengue o plástico que evocan el espíritu navideño.
Maridarlo con vino no es tarea fácil. Por no hablar de los troncos helados, imposibles de combinar. El frío anestesia las papilas gustativas, así que no tiene sentido probar un vino en particular.
¿Qué vinos acompañan al tronco de Navidad?
Un tronco de chocolate o de café
El chocolate es un ingrediente potente e intenso. A menudo es difícil de combinar sin reforzar la sensación de amargura en el paladar. Olvídese de los vinos secos y de los champagnes.
Sin embargo, el mejor maridaje para estos troncos es un vino naturalmente dulce como Banyuls, Maury o Rasteau. Estos vinos se vuelven naturalmente dulces con la edad y desarrollan aromas de cacao, torrefactos y fruta confitada. El Oporto también puede ser un buen aliado, con sus notas de especias y cacao.
Un tronco de frutos rojos
Para un tronco de frutos rojos, que suele ser ácido, añadir frescor es una buena manera de equilibrar la grasa y el azúcar de este postre. Puede optar por un vino espumoso a base de syrah (IGP Pays d'Oc syrah) con aromas de frutos rojos y melocotón, o un vino espumoso a base de gamay (Bugey). Estos vinos, con sus finas burbujas, aportan un poco de ligereza al tronco.
Troncos de cítricos o frutas exóticas
Para un tronco con cítricos o frutas exóticas, las posibilidades son más numerosas entre los vinos dulces y almibarados. Estos vinos dulces se equilibran perfectamente con la acidez de la fruta.
El Coteaux du Layon o el Gewurztraminer alsaciano son ligeramente dulces, con notas de cítricos, frutas amarillas y exóticas.
Si opta por vinos muy ricos, Sauternes o Jurançon son perfectos. Sin embargo, los vinos dulces tienden a hacer más pesado este postre ya de por sí generoso
Tronco de fruta blanca
Para un tronco de fruta blanca (manzanas, peras), un vino dulce fresco complementará los aromas más dulces y menos destacados de los postres anteriores. Elija vinos de Vouvray o de Alsacia (Riesling o Pinot gris), que son ligeramente dulces.
Un tronco de castaña, vainilla o praliné
Los vinos dulces naturales o los vinos frescos y suaves combinan perfectamente con los aromas de estos troncos. Para el praliné, opte por un Madeira aromatizado con avellanas o un Marsala. En cuanto a la vainilla, un Riesling suave de Alsacia o Alemania es la mejor elección.
Cuéntenos con qué maridaje prefiere el tronco que ha elegido para poner el broche de oro a su comida festiva